Se acabó el confinamiento ¿Y ahora qué?
Iniciado ya el proceso de desescalada de las medidas preventivas contra la expansión de la Covid-19, estamos deseosos de recuperar los espacios sociales, culturales y económicos de nuestras ciudades y pueblos. Pero de la mano del entusiasmo y la excitación, surgen sentimientos contradictorios, dudas, temores y recelos.
Sabemos que el tejido económico, empresarial, cultural y vincular se ha visto seriamente afectado por las estrictas medidas de distanciamiento social que hemos debido adoptar y no sería razonable esperar que el desconfinamiento restaure completamente las condiciones de vida a las que estábamos habituados. Nuestra sociedad va a requerir de un tiempo indefinido e imprevisible, pero por encima de todo, va a requerir de nuestra tolerancia a la incertidumbre, perseverancia y resiliencia.
¿Cómo podemos manejar tantos sentimientos confusos e intensos a nuestro favor?
1. DEDICAR TIEMPO A LA CREATIVIDAD Y A NUEVOS PROYECTOS
El parón forzado de gran parte de las actividades profesionales, nos ha concedido el tiempo por el que tanto suspirábamos en épocas de bonanza y, sin embargo, frente a un futuro económico incierto, surgen la impotencia, el miedo, la desesperanza. Si permitimos que esos sentimientos se apoderen de nosotros, caeremos en la desmotivación, la angustia, el desánimo y finalmente la inactividad, antesala de la temida depresión. Se dice que quien espera, desespera, pero si podemos aceptar que toda crisis es una oportunidad de cambio, podremos manejar esas emociones paralizantes y mortíferas, en impulsos de vida activos para apoderarnos creativamente de ese tiempo tan codiciado y transformarlo en oportunidades de crecimiento.
Canalizar nuestras energías hacia experiencias creativas y destinarlas a aquellas actividades que siempre nos han apasionado o despertado interés pero a las que nunca nos habíamos podido dedicar, o simplemente a planificar nuevos proyectos, formarnos y ampliar nuestras habilidades profesionales, puede ser uno de los mejores revulsivos contra la amenaza del afecto depresivo.
2. PROMOVER FÓRMULAS DE RECUPERACIÓN COOPERATIVAS Y COLABORATIVAS
En la abandono forzado de las calles, hemos logrado conquistar un terreno virtual en el que, privados del contacto material, hemos logrado la complicidad y el intercambio intelectual entre profesionales de muy diversas disciplinas. Promover y hacer de la fuerza colectiva una nueva fórmula de convivencia y crecimiento económico, podría garantizar sistemas de vida más sostenibles, pero sobre todo, emocionalmente más saludables.
3. HACIA UN NUEVO POSTFEMINISMO
Hemos sido testigos impotentes del fallecimiento de muchos de nuestros mayores en residencias, como un látigo sobre nuestras conciencias, sabemos que muchos de ellos han muerto solos, sin poder consolarse en el abrazo de despedida de sus seres queridos. Por otro lado, los servicios de intervención en violencia de género, han tenido que desdoblar sus funciones para atender el riesgo de un incremento de agresiones, suscitado por la convivencia forzada. Y en un tono más optimista y agradecido, hemos vitoreado los esfuerzos de nuestros colectivos de sanitarios, limpiadoras y trabajadoras de centros asistenciales, mayoritariamente mujeres, que han trabajado sin tregua durante los momentos más duros de la pandemia.
La sociedad, parece haber necesitado de esta terrible experiencia para tomar conciencia de la enorme importancia que tienen, las labores de cuidado, protección, atención y servicio a nuestros miembros más vulnerables, que tradicionamente vienen desarrollando las mujeres.
No se trata pués de que las mujeres renunciemos a nuetras cualidades más «femeninas» para equipararnos o competir en eficiencia contra los hombres, en todo caso, los hombres deberían asumir la necesidad de incorporar esa «feminidad» como una práctica fundamental en la convivencia para asegurar la supervivencia y el bienestar de todos.
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